“Será siempre la presencia de los ingredientes africanos la que peculiarizará en mayor Medida la identidad de las culturas del caribe”Gerardo Mosquera
El proceso de constitución de la cultura caribe está dado por las relaciones que se instituyeron a partir de la Colonia, donde específicamente la cultura afrodescendiente comparte elementos propios con las otras culturas que ocupan y ocuparon los territorios; lo llamativo es cómo los afrodescendiente, o para llamarlos en términos más precisos los afroamericanos son parte integrante de la cultura del Caribe. Antes de pasar a considerar los aportes de los afroamericanos, se hace preciso aclarar qué se entiende por lo caribeño, en ese sentido podemos considerarlo como un concepto histórico-cultural que comprende aspectos de carácter territorial, económico, social y étnico, vinculado por los distintos tipos de comunicaciones, migraciones y sucesos internacionales localizados en ésta zona. Por otro lado se establece con las dinámicas del Caribe una identidad socio-étnica y económica-política de una región que ha conocido masivamente la exterminación de los amerindios, la esclavitud de los africanos y el poblamiento de los europeos, la colonización y la economía de plantación.
Lo caribeño en este sentido se plantea como una etnocultura general que abarca numerosos etnos latinoamericanos; el proceso que implicó un encuentro de distintas culturas, la hibridación, el mestizaje de éstas, la mezcla que produjo nuevas comunidades étnicas, donde la cultura africana participa de lleno, constituyéndose en una dinámica de flujos y reflujos, en una tensión entre lo que propone lo “dominado” ante el “dominante”, Como lo afirma Gerardo Mosquera, el proceso de mestizaje se desarrolla dentro de una relación cultura dominante-cultura dominada en su polaridad máxima: de un lado colonizadores europeos y los otros africanos esclavizados e indios sometidos a formas de servidumbre y semiesclavitud. A pesar de esto, las culturas dominadas no llegan a ser silenciadas y logran una participación activa en la formación del nuevo etnos, participación que insisto, resaltará de manera muy sobresaliente en su perfil.[1]
Ahora bien, hombres y mujeres traídos a la fuerza de África, forzados a ser esclavos, son desarraigados de sus cotidianidades, de sus relaciones ancestrales con su territorio, de sus practicas mágico-rituales, sus tradiciones y creencias; transportan por ende todo este sustrato al nuevo continente, causando históricamente por ello una mezcla, un sincretismo con alta riqueza cultural, porque la cultura africana sobrevivió en la mente y el corazón de cada individuo. Fue una resistencia realizada en condiciones difíciles y de la cual somos deudores los pueblos del Caribe, por la riqueza que aportó a nuestras culturas. La conformación de comunidades nuevas se fundamanento básicamente alrededor de la cultura afro, esto sin desconocer el valor y aporte de otras cultura propias del territorio Caribe, acontecimiento producto del encuentro de pueblos que, separándose de sus etno originales, se hibridaron para dar lugar a nuevas comunidades étnicas. “El mestizaje fue como lo indica con gran exactitud la terminología del antropólogo soviético Yulian Bromlei, una mixación etnogenetica, una mezcla generadora de nuevos etnos[2]”.
Lo interesante del proceso es que todo hombre y mujer separado de su tierra por los captores, de su cultura inmediata, de su tiempo cronológico e imaginario, homogeneizado, por el fenómeno de la esclavitud, por esta condición no puede conservar su comunidad étnica original, pero favorece con su riqueza la mixtura de una nueva nacionalidad, evidenciándose el hecho de que, “La cultura africana sobrevivió en la mente y el corazón de cada individuo. Fue una resistencia realizada en condiciones difíciles, y de la cual somos deudores los pueblos del Caribe, por la riqueza que aportó a nuestras culturas.”[3]
Esto precisamente debido a eso que se ha denominado capacidad creadora afro, concepto trabajado por el filosofo y sociólogo afrodescendiente William Mina Aragón, quien defiende fuertemente el argumento de que en la cultura afro existen varios elementos palpables que nos permiten afirmar que aquellos negros esclavizados a la fuerza procedían de una rica tradición cultural, y no eran unos salvajes como se les describía y aun se crea por algunos, en tal medida afirma:
“Llamamos capacidad creadora afro a toda obra de arte, de ideas, pensamientos, valores e inventos técnicos, materiales que el hombre africano y sus descendientes, valiéndose de su imaginación radical individual y de su imaginario colectivo, han hecho en aras del mestizaje cultural, biológico y social-histórico del orbe, para hacer de la autoconstitución de nuestra compleja civilización, algo más que odios, guerras y conflictos.”[4]
En el siglo XV, justo cuando se dio en el encuentro entre Europa y América, sorprende el grado de dinamismo, complejidad y creatividad que los reinos africanos (sudanés, ghanés, Malí, Songhai, Monomotapa, Kanen, Bornu) había alcanzado en su vida material y espiritual, de tal modo que quienes vinieran aquí en calidad de secuestrado, salvaje o presas de india, frutos, de una guerra colonialista e imperialista de la cual África no sabia por qué eran ciudadanos creadores, y no esclavos sin armas como se quiso hacer creer al mundo.
Se supone que por la diversidad y avances de los reinos africanos “África nunca fue el terreno propicio para la esclavitud, sino territorio apto para el muntú creador, donde los hombres exaltaban la creatividad y la inteligencia desde la milenaria civilización egipcia que floreció a orillas del río Nilo”[5], razón por la cual el colonizador no sabía que el afro, que llegó aquí raptado desde antes de nacer, tenía grabado en su piel el mandamiento de Changó, de luchar incansablemente y por todos los medios posibles hasta alcanzar la libertad; con ello quiero resaltar la vivacidad, teniendo en cuenta lo anterior, el proceso de cimarronaje, pues:
El cimarronaje aparece con los primeros africanos esclavizados que llegaron a América. La búsqueda de la libertad fue el móvil esencial de los conflictos sociales promovidos por los africanos y sus descendientes con las autoridades coloniales y los dueños de esclavos. El proceso individual de cimarronaje se inicia en el momento en que la rebeldía se instala en le corazón y la cabeza de cualquier africano o criollo esclavizado con la fuerza suficiente para que éste tome la decisión, en un principio, de huir y, luego, de alzarse en rebelión con otros como un acto colectivo que se convierte en político[6]
Es así como se despliega esa capacidad creadora del afro, precisamente como sabemos que no hay ningún proceso enteramente pasivo, siempre toda acción tendrá dentro de su dinámica cierta resistencia, cierta oposición. Es por ende que los negros traídos a la fuerza instituyen ciertas prácticas mágico rituales con tanto contenido social como cultural, por esto “cómo negar la capacidad creadora del afro, si los secuestrados africanos eran poliglotas y hablaban varias lenguas vernáculas llenas de sabiduría, memoria y tradiciones milenaria”[7], argumento que se evidencia en “el palenquero, como “idioma nuevo”, es la expresión real de la creatividad del afro y de su filosofía práctica de la libertad como fin en si misma”[8]
Reconoceremos entonces esa capacidad creadora afro, como ese ámbito de interacción y unificación que permite reconocerse en la actualidad como portador de un legado rico en tradiciones y prácticas culturales, “es la palabra creativa ese impulso verbal de los narradores afros en todos los confines del planeta para evidenciar el lenguaje, relucir la belleza en el cosmos y reencontrarse con la libertad”.[9] Por último y apoyados en William Mina Aragón, esta capacidad no es otra cosa que “el despliegue de la imaginación radical y singular del afro y su imaginario colectivo creador, para hacer surgir constantemente formas nuevas de acto creativo en todas las facetas de la vida, tanto material como espiritual.”[10]
En nuestra realidad social colombiana, a pesar de las adversidades, se ha podido avanzar y unificar a las comunidades afrodescendientes del país, implementando acciones en el campo de la etnoeducación y la cátedra de estudios afrocolombianos; todo ello evidencia como hombres y mujeres que fueron forzados a venir a un territorio ajeno, se apropiaron de éste realizando brillantes aportes.
[1] Mosquera, Gerardo. “África dentro de la plástica caribeña I” En: Revista arte en Colombia internacional, Bogotá, Nº 45 Octubre de 1990, Págs. 42-49
[2] Ibíd. Pág. 43
[3] Ibíd. Pág. 45
[4] Mina Aragón William, El pensamiento afro: más allá de oriente y occidente, Buenaventura, Universidad Del Pacifico, 2003. Pág. 19
[5] Ibíd. Pág. 25
[6] Guerrero García, Clara Inés. “Memorias palenqueras de la libertad”, En: Mosquera Rosero-labbé y Barcelo, Luís Claudio (Ed) (2007). Afro-reparaciones: memoria de la esclavitud y justicia reparativa para negros, afrocolombianos y raizales. Op. Cit. Pág. 364
[7] William Mina Aragón. El pensamiento afro más allá de oriente y occidente. Op. Cit. Pág. 26.
[8] Ibíd. Pág. 29
[9] Ibíd. Pág. 30
[10] Ibíd. Pág. 33
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